El término ballet, que proviene del vocablo italiano “balletto”, se refiere a una de las expresiones culturales más reconocibles de la historia de la humanidad.

El ballet, o danza, se basa en unos movimientos que requieren del absoluto control del cuerpo; de ahí su gran complejidad. En efecto, los profesionales consideran que cualquiera que pretenda sumarse a este selecto grupo de bailarines, debería comenzar a entrenar antes de los seis años de edad, lo que da buena cuenta de su dificultad.

Sin embargo, ese concepto de inalcanzable que durante décadas y décadas se forjó alrededor del ballet, poco a poco se ha ido desestimando por las cada vez más personas que, sin formación previa específica, se han decantado por esta disciplina como entrenamiento, físico y mental.

 

Origen del ballet

Sobre sus orígenes, los especialistas estiman que el ballet apareció en la Italia del Renacimiento. Popularizado en Francia, ya durante el reinado de Luis XIV, creador de la primera escuela y compañía oficial dedicada a este baile, fue entonces cuando se desarrollaron sus “leyes”.

Justamente, esto es lo que explica por qué el vocabulario del ballet es predominantemente francés, pues la mayoría de los términos en cuanto a técnicas y otros detalles vienen de esa lengua.

Con el surgimiento del romanticismo, a finales del siglo XVIII, los bailarines y mejores exponentes comenzaron a realizar puestas en escena para agasajar a las clases altas locales, siendo el primer experto conocido internacionalmente el francés Marius Petipa, que ayudó a popularizarlo.

En 1881, la alianza comercial y de ideas entre Petipa y el célebre compositor Piotr Tchaikovsky permitió la explosión de algunas de las obras más relevantes del ballet, recordadas hasta los días que corren.

En el siglo XX llega la fama definitiva

Más allá de Petipa y Tchaikovsky, fue a partir del siglo XX cuando le llegó la fama definitiva al ballet. En 1907 se fundó la compañía de los Ballets Rusos gracias a la intervención de Sergei Diaghilev, siendo una de las presentaciones más demandadas de todo el continente europeo, una sensación capaz de recorrer los escenarios de ciudades como París, que la adoptaría como propia.

En esos tres siglos se escribieron varios de los ballets más admirados de todos los tiempos, como los siguientes:

  • “La Flauta Mágica” (Wolfgang Amadeus Mozart, 1791);
  • “El Lago de los Cisnes” (Piotr Tchaikovsky, 1877);
  • “El Cascanueces” (Piotr Tchaikovsky, 1892);
  • “La Consagración de la Primavera” (Igor Stravinsky, 1913).

El ballet en la actualidad

En la actualidad, el ballet no profesional se ha ido convirtiendo en una práctica al alcance de prácticamente cualquiera con una forma física apta, lo que lleva a la proliferación de centros de enseñanza en todo el mundo.

Desde Portalo’s enseñamos tanto a niños como a adultos cuáles son las técnicas que deben dominar para bailar ballet, como parte de un proceso que aumentara en complejidad y dificultad, pero sumamente enriquecedor (más información sobre nuestras clases de danza).

Está claro que éste es un momento muy propicio para aquellos y aquellas que se consideren fanáticos de esta danza y quieran probar una nueva modalidad de baile, ya que nunca antes habíamos tenido tantas posibilidades de hacerlo.