Si alguna vez te has adentrado en el mundo de la danza, probablemente habrás notado que buena parte del éxito de esta disciplina radica en la capacidad de desarrollar las técnicas adecuadas.

En efecto, una de las claves de los bailarines está en la posición de los pies, una de las primeras enseñanzas que recibes cuando acudes a cualquier clase de danza. 

Y es que, si la posición de los pies está mal, cualquier movimiento ulterior resultará prácticamente imposible de realizar. Sería como aprender a correr antes de aprender a caminar, así que veamos todo sobre las posiciones de los pies.

 

¿Cuándo surgen las posiciones de los pies en la danza?

En principio, le debemos esta metodología a Pierre Beauchamp, que es considerado el «padre» de las posiciones del ballet moderno, un pionero de las danzas clásicas que nació en Versalles en el año 1631, y que se dedicó indistintamente a crear música, bailar, producir coreografías y ser maestro de nuevos aspirantes de baile.

Beauchamp, que casi fue criado para convertirse en un experto en la materia desde muy pequeño, debutó como parte del Ballet del Reglamento de las Pasiones en 1648, con apenas 17 años, y nunca más detuvo su meteórica carrera artística. 

Por su estrecha relación con el rey Luis XIV, entró en la dirección de la Real Academia de Música de París, entidad desde la cual establecería las posiciones de los pies básicas para las danzas de la corte, asegurando así que quienes participaban en las puestas en escena se desplazaran siguiendo un compás unísono. 

 

Las cinco posiciones de los pies en el ballet

  • La primera: se juntan los talones y se genera un ángulo de 180° al abrirlos ligeramente hacia los lados.
  • La segunda: desde la primera posición, se separan las piernas rectas y se crea un espacio igual de largo que el que tiene el pie del bailarín, para ofrecerle una mayor libertad.
  • La tercera: mientras se mantienen los pies rotados hacia afuera, se coloca el talón de uno de ellos delante de la parte frontal del puente del otro, dando inicio a lo que será el baile como tal.
  • La cuarta: se cruzan los pies de modo que los dedos de uno coincidan a la altura del talón del otro. Es importante dejar un espacio entre ellos, equivalente a la distancia de un pie.
  • La quinta: tomando como referencia la cuarta posición, se juntan ambos pies, pero se elimina el espacio, haciendo coincidir dedos y talones, para completar esta expresión.

Hay que tener en cuenta que las cinco posiciones que acabamos de describir van acompañadas de movimientos tanto de brazos como de manos, en los que radica la gracia que el movimiento tiene para los espectadores.

Como es obvio, coordinar tanto las extremidades inferiores como las superiores requiere de muchísima práctica. Si te interesa dominar esta disciplina, no dudes en consultar los horarios de las clases de nuestra escuela de danza.