Antes de empezar a explicar a qué nos referimos cuando hablamos de danza contemporánea, se hace necesario definir primero el origen etimológico de las dos palabras. La danza viene de un término francés “danser” que se traduce por baile. Contemporánea es suma de tres componentes bien delimitados, el prefijo “con-” que es sinónimo de junto, el sustantivo “tempus” de tiempo y el sufijo “-aneo” que se usa para referirse a pertenencia o relación.
Por lo tanto, cuando hablamos de danza contemporánea nos referimos al acto de bailar, que se puede desarrollar de múltiples maneras y lo contemporáneo es aquello que forma parte del tiempo actual en el que se vive. Es decir, en este marco nos referimos a un estilo de ballet clásico modernizado, que le otorga mayor libertad a los bailarines. Se incorporan movimientos más modernos y se mezclan múltiples influencias.
La libertad de expresión y la mezcla son las dos principales características de esta danza. Así se consigue que las formas de narración no resulten lineales y hasta se pueden incluir herramientas multimedia para completar la actuación.
A diferencia de la danza clásica en la que se dan pasos estructurados y muy codificados en la contemporánea podemos jugar con la creatividad y la innovación de los bailarines y coreógrafos.
Al igual que pasó con el arte, en el baile la transgresión de lo establecido es considerada como un valor positivo.
Dentro de la danza contemporánea hoy en día podremos distinguir entre dos escuelas: la escuela americana y la europea. Pero para entender el concepto actual de la danza, tendremos que remontarnos a sus orígenes.
Fue Isadora Duncan la pionera en introducir movimientos vinculados al expresionismo dentro del ballet clásico, convirtiendo así un baile estructurado en un género alternativo que busca por encima de todo la especialidad e innovación. Los movimientos, las historias e incluso la música o falta de ella, las historias que quiere contar van ligados a la creatividad y las emociones. Con ello, cada bailarín, cada coreógrafo podrán tener su estilo individual, consiguiendo actuaciones que no se parecen en nada las unas de las otras pero siempre con la base de los movimientos de la escuela clásica.
Como hemos citado antes, con Isadora Duncan se dejó atrás un estilo encorsetado para darle mayor protagonismo a los movimientos naturales y sencillos, a la improvisación y al acercamiento del ser humano con la naturaleza.
La primera escuela nacional se fundó junto con Loie Fuller y Ruth Saint Denis. De ella nacieron las figuras que asentarían las bases de la danza contemporánea:Martha Graham y Doris Humphrey. Estas dos bailarinas buscaban una forma de expresar los cambios sociales, políticos e históricos que estaban aconteciendo a principios del XX. Surgió de esta necesidad el binomio de Graham, contracción-relajación; y en la técnica de Humphrey, el fall and recovery.
Bausch fue la creadora de la danza-teatro de finales del siglo XX, el cual influye notablemente en todas las producciones de danza actuales. Le interesa, según sus propias palabras, no el movimiento en sí, sino la motivación de este.
En los años 60 surge un nuevo movimiento: el postmodernismo, según el cual “todo vale”. La experimentación se vuelve en estos años radical. Anne Teresa de Keersmaker fue la encargada de reactivar la danza europea, introduciendo a gente no profesional como coreógrafos. Psicólogos, profesores se dedicaban a crear coreografías no contaminadas con las bases del baile clásico.
La danza contemporánea es por tanto una fusión libre y expresiva de movimientos clásicos con movimientos naturales, emociones, otros estilos y creaciones nuevas.
Está orientada, sobre todo, en conseguir la mayor expresión y transmisión de ideas o sentimientos, en traspasar los límites de lo establecido y en conectar con el espectador y con la naturaleza primigenia.
Leave A Comment