Es imposible separar el gusto por el baile de las canciones que más y mejor lo inspiran. Es el caso de las canciones más escuchadas en clases de bachata, que por algo este ritmo latino atrae a tanto público a los centros y gimnasios donde enseñan a bailar a ritmo de las mejores piezas musicales de cantantes famosos.

Y es que un baile de parejas no puede sino basarse en música y letra compuesta esencialmente para parejas, con una lírica de temática sentimental amorosa que es el eje de la bachata y otros ritmos latinos. Los celos, la infidelidad, el desamor o el desaire y la provocación, forman parte de dichos temas bailables y que ningún centro de bachata, ya sea sala de baile o de aprendizaje, olvidan pinchar en sus veladas con alumnos y bailarines.

Es el caso de la canción “El Perdedor” de Enrique Iglesias, el artista de cuyo padre ha heredado el tono romántico llevado al gusto más consumido por el orbe latino. Esta pieza no para de escucharse y bailarse por los amantes de la bachata, ya que el ritmo está creado bajo esta construcción del baile. Evidente, melódica y sensual como todas las canciones que dan soporte a esta melancólica inspiración latina, sirve de sustento al aprendizaje de los alumnos que aprenden la bachata, pero los bailarines consumados, la disfrutan igualmente.

Siguiendo con la “Propuesta Indecente” de Romero Santos, la bachata sigue su curso en los mismos términos. Provocación, sensualidad, rivalidad, celos, amores imposibles y desplantes amorosos que sirven de escenario para un baile de parejas y para parejas, puro sabor latino de melancólico tinte que ejerce de imán para quienes quieren aprender este baile. Prince Joyce en “Darte un beso” siembra más sensualidad por si fuera poco. No es de extrañar entonces que las salas tengan a bien incluir esta fresca aportación a la música y letra de la bachata, ya que invita a adorarla a un público mucho más joven conectado o no con este ritmo latino.

Igual ocurre con la canción de Thalia “Te perdiste mi amor”, una mexicana que ha tomado la bachata como sonido añadido a su repertorio y que suena a petición de monitores y alumnos en las clases de bachata, pero también en los salones de baile. No falla, es cuestión de ídolos, de buenos videoclips y de que el público latino y no latino se identifica con este ritmo dulzón y pegadizo para bailar en pareja.